“En Valencia,
su pueblo y el mío,
se me ha muerto como del rayo Ana,
a quien tanto yo quería”
Ya lo sabia. Mas que intuirlo, lo sabia, iba a pasar y aun así, como en todas las muertes de gente cercana, el asunto se hace duro, muy duro y cuesta asumirlo.
Se ha ido, mi “chiki”, mi “teta” sola, sola, en un frío y triste hospital. Yo me quedo aquí, también solo, triste en un frío día donde no encuentro calor en nada y con nadie.